miércoles, 23 de septiembre de 2009

Soy perfecta.

La persona que más odio en este mundo me ha abierto los ojos, qué fuerte. Sí, sí; mi queridísimo profe de Historia del Arte me iluminó con un concepto de los griegos... “Lo imperfecto es perfecto”. Así, el Partenón, por ejemplo, nos parece armonioso por sus columnas aparentemente rectas y perfectamente puestas en orden... ¡Pues no! ¡En el Partenón no hay ni una sola línea recta!

“¿A qué c*ño viene todo esto?”, os preguntaréis... Pues, veréis, este concepto me ha llevado a dos teorías interesantes(¿qué interesantes ni qué narices? lo que me parece interesante es que haya atendido a una clase del Sr. Szyslak[amadme por el apodo tan bien traído]).
La primera se basa en algo que os subirá la moral a muchos de vosotros(no digo a todos, porque no quiero que nadie se ofenda, pero, joder, hay que aceptar que nadie es perfecto, ¿no?[bueno... Johnny Depp sí, ¿vale?]); lo propiamente dicho: lo imperfecto es perfecto. Así concebimos la idea de que lo que nos puede horrorizar al mirarnos al espejo, a los demás les puede parecer bello(“Sigue soñando...” “¡Cállate, subconsciente! Con lo bonita que me ha quedado la frase...”). Y, bueno, supongo que viceversa; mi profesor probablemente vea su reflejo cómo un sex symbol...
La otra teoría también es esperanzadora para algunos; aquellos que han visto su mundo invadido por los que denominaremos “los perfectos imperfectos”; esos seres que se acercan a tu presa y, sin ningún tipo de esfuerzo, la cazan utilizando sus armas de sencillo uso pero de difícil obtención: sonrisas blancas y perfectas(un buen culo), ojazos grandes y claros(un par de tetas cómo globos terráqueos), manos suaves(vientre plano para ellas/abdominales de escándalo para ellos)... Bien, los perfectos imperfectos serían, según mi hipótesis, individuos desgraciados, pues “no es oro todo lo que reluce”(en este caso, quiero decir que nada de lo que reluce lo es).
Mis ideas no se sostienen por ningún sitio, estaréis pensando, me imagino... ¡No seáis así! Pensad que sí, que estáis leyendo un texto de alguien superior que todo lo sabe y que tiene más razón que un santo, que(a parte de hacerme sentir idolatrada por unos instantes) seréis un poquito más felices. La ignorancia lleva a la felicidad... ¡Pero la ignorancia argumentada ni os cuento! Así que, ala, todos a ser felices (: